La tradición minera de Mutiloa está presente en este paisaje cultural de gran riqueza natural. El hierro extraído en Ollargain y Peatza alimentó las ferrerías guipuzcoanas ubicadas junto al río Urola y Oria y, siglos más tarde, los modernos hornos de la siderurgia europea. Estos lugares ahora en calma, tranquilos, contrastan con el duro y constante trabajo que allí tuvo lugar.
Lugares conocidos como Troya, Romanos etc. han hecho pensar en una actividad minera ya en época antigua. Pero será en la Edad Media y Moderna cuando la documentación se refiera al hierro de Mutiloa, extraído en lugares como Peatza, Ollargain, Gezurmuño o Aizpuru y aparezca como el principal abastecedor de las activas ferrerías de las cuencas altas de los valles del río Urola y del Oria.
La industrialización del entorno inmediato incrementó la demanda de hierro que alimentaba los hornos altos de fundiciones como la Fábrica de Hierros San Martin, antecedente directo de la conocida empresa CAF de Beasain y de la fundición de Araia en Alava.
La explotación organizada y sistemática llegó a finales del siglo XIX. La Compañía Minera de Mutiloa S.A fue la que, entre 1894 y 1897, se hizo con las concesiones mineras que hasta entonces habían estado en manos de particulares locales y levantó un nuevo sistema de producción. Así se entiende la construcción de planos inclinados, lavaderos de mineral y balsas de decantación… que junto con la escuela, las cantinas y la oficina ocuparon y alteraron de manera sustancial las laderas del barrio Ergoena. También fue esta compañía la que construyó el ferrocarril minero Mutiloa – Ormaiztegi, que supuso la solución definitiva al transporte de mineral no solo de Mutiloa sino también del Coto de Aizpea en Zerain. En 1927 la compañía envío la última carga de mineral. En los años 30, la Compañía Minera Aralar S.A. de capital alemán se interesó de manera puntual por la zona minera del Goierri. Más tarde, en los años 50, la emblemática empresa de Legazpi, Patricio Echeverría S.A extrajo el mineral de hierro suficiente como para abastecer sus recién construidos hornos esponja.
El paisaje de Mutiloa cambió a principios del siglo XX drásticamente. Se alteró el curso del río Troi, se abrieron canteras y galerías, lavaderos de mineral, vías de arrastre, balsas de decantación y se construyó un ferrocarril minero. Todo ello, todavía hoy es fácilmente reconocible junto con una naturaleza envolvente. Una ruta interpretativa nos acerca a estos paisajes, conoceremos las compañías mineras, a los ingenieros y mineros que levantaron estas estructuras y se afanaban en los filones, descubriremos el funcionamiento de los depósitos de mineral y de los lavaderos conservados juntos al caserío Mañastegizar y caminaremos por el antiguo ferrocarril minero.